La portavoz de la Presidencia de la República, Carolina Jaramillo, recibió un varapalo de sus ex compañeros correístas, en una carta abierta de Abraham Verduga, militante de la RC y hermano de Augusto Verduga, quien en el portal Ruta Krítica confrontó política y moralmente a la actual vocera y la acusó de haberse «vendido». «Hubiera querido dirigirme a la otra Carolina, a la que alguna vez llamé con cariño compañera, con quien compartí pocos pero hondos intercambios».
En tono plañidero, Verduga enrostra a la actual portavoz «¿qué piensas hoy de quienes tuercen la realidad hasta romperla? ¿Qué piensas de los contorsionistas retóricos que llaman “orden” al atropello, “paz” a la represión, “terrorista” a un campesino asesinado? ¿Qué piensas de quienes convierten la infamia en discurso de Estado?
«Te recuerdo solidaria cuando mi hermano fue brutalmente perseguido por enfrentarse a la banca privada y a la hoy embajadora Lady Diana Salazar —la fiscal que tanto despreciabas y con la que ahora compartes techo político—. Te agradecí entonces, y por eso duele tanto ahora. Porque no se trata de la traición de un extraño, sino de la abdicación de alguien que creíamos cercana. Tu metamorfosis no es un error; es la claudicación ante lo que alguna vez juraste defender.
«Dime, Carolina: ¿cómo se duerme después de vender el alma? ¿Cómo se sostiene la mirada en el espejo cuando ya no reconoce su reflejo? ¿Qué se siente ser la portavoz del CEO de esta hacienda llamada Ecuador, de un dictadorcito con delirios de grandeza y luces tan escasas que confunde la patria con su herencia, que cree que gobernar es posar ante cámaras mientras negocia deudas propias y ajenas?».
El regaño a Carolina Jaramillo —quien ocupara varios cargos en los gobiernos de Rafael Correa y fue parte de su sistema de propaganda— surgió a partir de la rueda de prensa del lunes 29 de septiembre en Carondelet, cuando su respuesta ante el asesinato del comunero indígena Efraín Fuérez, en Cotacachi, en manos de militares fue tomada como «inhumana». Al ser preguntada por un periodista, Galo Arellano, qué pensaba, como vocera del gobierno, sobre el video en el que se ve cómo dos militares armados de fusiles patean en el piso el cuerpo exánime de Fuérez y a quien lo intentaba proteger, ella dijo «lo que yo opine es irrelevante».
Verduga le dice al respecto que «tu rueda de prensa tras el asesinato de Efraín Fuérez lo mostró con crudeza: evasivas, criminalización, la incomodidad de no poder explicar por qué Noboa nunca da la cara en momentos como este. Y tú, con tono altivo y poca empatía, dijiste que tu opinión no importaba. Como si la vocera de un gobierno pudiera darse el lujo de no pensar. Como si las palabras fueran un trámite sin consecuencias».
En la misma carta abierta, el militante del correísmo dijo de sus ex compañeros de partido y ahora al servicio de de Noboa que ella «entregó su voz al poder (…) como lo hizo Fausto Jarrín, ese “comunista” de utilería; como Marcela Holguín, figura hueca que convirtió la palabra “lealtad” en franquicia de ocasión (vaya ironía). Ellos siguen facturando, pero ya son cadáveres políticos».
La carta fue replicada en la cuenta de X por Rafael Correa y se viralizó entre las huestes correístas.
