viernes, diciembre 12, 2025

El triunfo del NO ¿abre una tercera vía política?

El fracaso del gobierno de Noboa en el referéndum y consulta popular constituye mucho más que un revés técnico-electoral; representa, en la práctica, un punto de inflexión en la conducción política reciente en Ecuador.

Gustavo Isch

Por: Gustavo Isch

El NO se impuso en las cuatro preguntas del referéndum y la consulta popular, este 16 de noviembre de 2025.

Con el 91% de las actas escrutadas por el CNE, los resultados de la consulta popular y referéndum demostraron el mayoritario rechazo ciudadano a la propuesta del gobierno de Daniel Noboa.

Una contundente mayoría de los ecuatorianos dijo NO a la instalación de bases militares extranjeras, NO a la eliminación del financiamiento anual para las organizaciones políticas, NO a la reducción del número de asambleístas y NO a una Asamblea Constituyente para cambiar de Constitución.

El fracaso del gobierno de Noboa en el referéndum constituye mucho más que un revés técnico-electoral; representa, en la práctica, un punto de inflexión en la conducción política reciente en Ecuador.

El NO, impuesto en el cómputo nacional y dominante en las cuatro preguntas, es la expresión concreta del agotamiento social frente a la agenda neoliberal del FMI, los ajustes, la falta de resultados contra la inseguridad, la desinversión pública, las reformas al sistema de salud del IESS y la entrega del dinero de los afiliados en el BIESS a empresas privadas, la indiferencia frente al desgarrador escenario del sistema de salud pública; la inocultable nadería de una política exterior que pretendió servir a USA —el principal socio comercial de Ecuador— y a la República Popular China —el nuevo e influyente aliado— como si los intereses geopolíticos de las dos superpotencias fueran soslayables. ¿Quizá alguien pensó que esos rollos no nos tocan? O peor aún y jugando a parafrasear: ¿Que desde este cacho mitadmundista se puede aprovechar tajada, porque “se están matando entre ellos”?

Entre la soberanía y el aperturismo hay un hilo rojo que no se puede estirar sin que se rompa.

El rechazo social es explícito:  la respuesta ciudadana no solo es mayoritaria sino también transversal y compacta. La agenda de reformas del presidente Noboa quedó deslegitimada y la pretensión constituyente, absolutamente desfondada.

La presión recae, adicionalmente, sobre la capacidad del gobierno para proponer acuerdos sociales, no solo legislativos, de cara a la recuperación económica y la respuesta a la inseguridad.

El «NO» marca un colapso de poder presidencial para avanzar en reformas económicas y de seguridad impopulares. El rechazo debilita cualquier expectativa de gobernabilidad “blindada”. Potencialmente puede producirse una rearticulación de los bloques opositores, pero lo más importante: la respuesta social también abre las posibilidades de construcción de una tercera vía política, que libere al Ecuador del secuestro que ha debilitado la calidad de su democracia bajo la dicotomía funcional y promovida del correísmo-anticorreismo y ahora del noboísmo-correísmo.

La presión recae, adicionalmente, sobre la capacidad del gobierno para proponer acuerdos sociales, no solo legislativos, de cara a la recuperación económica y la respuesta a la inseguridad. El Ejecutivo tendrá que navegar no solo en una Asamblea menos favorable, sino también readecuar su relación con movimientos sociales y sus bases más afectadas por el alza del costo de vida.

El futuro político inmediato estará marcado por:

—Desgaste y erosión del modelo de gobierno.

—Dificultad para impulsar nuevos paquetes legislativos sin consensos previos.

—Posicionamiento de alternativas políticas y sociales que rompen la polaridad correísmo/anticorreísmo.

Así, el resultado imprime sobre el liderazgo de Noboa una pérdida severa de su capital político y un debilitamiento de su forma de imponer autoridad, que debería obligar a transitar un escenario esencialmente distinto, marcado por la inequívoca señal de descontento ciudadano ante la falta de resultados, el incumplimiento de promesas de campaña, la infoxicación de falacias o distractores como claves de comunicación en campaña permanente.

Este resultado implica un batacazo al interés de blindar plebiscitariamente y legitimar el control institucional mediante el paquete de reformas en seguridad y economía, que aguardaban al fondo de la Caja de Pandora de la Constituyente, y que se pretendió que la gente aprobara sin conocerlas y menos debatirlas durante las semanas previas a la votación del domingo.

La historia reciente de Ecuador sugiere que, cuando la autoridad presidencial se ve severamente debilitada por una consulta adversa, el margen para maniobrar se reduce drásticamente, desembocando en crisis recurrentes e inestabilidad crónica. El paralelismo con el colapso de autoridad sufrido por Guillermo Lasso es inevitable.

La estrategia de comunicación para ganar el referéndum estuvo plagada de errores, menosprecios sociales atávicos, racismo y vaciedad argumentativa. En territorio, una cosa es regalar subsidios, bonos, compensaciones, incrementar salarios en ciertos sectores víspera de los comicios, y como conducta constante en todas las crisis que ha debido enfrentar el régimen, para mantenerse en el poder; y otra muy distinta es mostrar políticas públicas capaces de superar la desinversión pública y privada; recuperar el empleo digno y sostenible, la salud pública, e impulsar a pequeños y medianos comerciantes, emprendedores, agricultores, industriales. El irrespeto a la sensibilidad de las familias golpeadas por la inseguridad, por las medidas de ajuste, por el desprecio cuando la indiferencia a su dolor, que anegaron las redes sociales afines al gobierno también es un factor de incidencia, pues refleja cómo ciertos sectores privilegiados miran al país y a su gente.

Luego de casi dos años, el presidente tiene la opción de entender que el país no busca un cambio de maquillaje, sino una reconstrucción profunda del modo en que entiende y ejerce el poder político.

Ecuador lleva prácticamente dos años de campaña permanente, en la que se ha puesto precio a cada voto, monetizando el apoyo ciudadano al gobierno, mediante la entrega de bonos, compensaciones, subsidios, trabajos precarios y sin sostenibilidad; todo esto en medio del desempleo y el estancamiento de la inversión social y productiva.

El triunfo del NO recupera la dignidad de la gente que no tiene precio.

Luego de casi dos años, el presidente tiene la opción de entender que el país no busca un cambio de maquillaje, sino una reconstrucción profunda del modo en que entiende y ejerce el poder político; ya no basta con decretar o proponer reformas de impacto, propagandístico semanal; no basta con soltar vocerías arrogantes para levantar y sostener falacias que evidencian la falta de empatía con la gente que vive y sobrevive en el mundo real, más allá de la psicodelia edulcorada en las plataformas digitales: hoy mismo es una condición indispensable construir consensos, involucrar a actores sociales y parlamentarios, y presentar medidas que resulten creíbles y eficientes, frente a la percepción de desgaste institucional, al populismo puro y duro. Es urgente desechar la desinformación amplificada por ciertos medios tradicionales e influenciadores de distinta laya en redes sociales.

El futuro de Noboa dependerá de la habilidad para reconstruir su legitimidad política y responder a las demandas sociales con transparencia y respeto a opiniones distintas.

Sin embargo, es poco probable que el mandatario tome esa opción. Ello le llevaría a dar un giro fundamental en su dependencia del FMI y  de los multilaterales que financian con más deuda la caja fiscal, así como en su agenda de reformas económicas, ajustes, privatizaciones/concesiones, reducción del Estado vía despidos, y apertura a inversiones extranjeras para la explotación minera u otros giros de negocio en sectores estratégicos sin la consulta previa informada que manda la Constitución.

Independientemente de los resultados del referéndum del domingo 16 de noviembre, Noboa ha demostrado que no le interesa negociar con nadie que no coincida con su particular hoja de ruta.

Para avanzar en su agenda, el gobierno tendrá que priorizar reformas de menor impacto o de consenso rápido, en lugar de cambios estructurales que requieren amplio acuerdo. Por ejemplo, mejoras en seguridad ciudadana, transparencia institucional o gestión de crisis pueden ser más factibles que la reescritura constitucional para controlarlo todo, o el autoritarismo “modernizador”.

El resultado del referéndum invita a la ciudadanía a empoderarse de su propia responsabilidad. El desplazamiento de la iniciativa política hacia la sociedad puede y debe sostenerse.

La oposición ciudadana adquiere nueva fortaleza, pero el camino por recorrer es largo y cargado de riesgos originados en actitudes ultra conservadoras e irreductibles. El camino debe avanzar hacia un modelo de país más justo, más solidario, administrado sin improvisación ni sectarismos, sin corrupción.

El resultado del referéndum invita a la ciudadanía a empoderarse de su propia responsabilidad. El desplazamiento de la iniciativa política hacia la sociedad puede y debe sostenerse, sin rendirse ante el oportunismo de las ententes de siempre, a la desinformación, al chantaje, a las viejas prácticas fragmentarias y dogmáticas disfrazadas en neologismos digitales paridas desde redes sociales y plataformas, en las que se ocultan y se camuflan codicias e intereses espurios.

Por otra parte, el resultado del domingo refuerza la idea de que la esfera pública ecuatoriana está en capacidad y en la obligación de exigir mayor diálogo, rendición de cuentas y procesos más participativos. Cualquier intento de avanzar sin esos elementos podría enfrentar nuevo rechazo social, debilitar aún más la democracia y poner en mayor riesgo la paz social.

En suma, el referéndum y la consulta popular representan un cambio sustancial en la dinámica política del país. Luego de los dictámenes de la Corte Constitucional que suspendieron artículos impugnados por la ciudadanía por los excesos de leyes securitarias, torcidamente aprobadas por la mayoría legislativa; así como a partir del remezón del “quinto río” de Cuenca y la resistencia indígena en Imbabura, la inobjetable derrota del gobierno en el referéndum y consulta popular del pasado domingo marca una reafirmación del actor ciudadano como referente de legitimidad.

El camino que sigue ahora es más complejo: requiere gestión política fina, capacidad de negociación, sensibilidad frente a los sectores sociales movilizados y respeto por los límites institucionales. Si el gobierno no adapta su estrategia en clave positiva, su capacidad de gobernar se verá severamente condicionada por la nueva correlación de fuerzas emergente.

El triunfo del NO es el resultado de múltiples y diversos esfuerzos, visiones, sensibilidades. Ninguna fuerza u organización política, puede atribuirse el resultado. Es muy probable que el presidente no ceda. El tiempo que se viene será difícil, la tarea está por hacerse. Pero ya empezó.

 

En su memoria:

Por desaparición forzada y asesinato de cuatro menores en Guayaquil

Steven Gerald Medina Lajones, 11 años

Josué Didier Arroyo Bustos, 14 años

Ismael Eduardo Arroyo Bustos, 15 años

Nehemías Saúl Arboleda Portocarrero, 15 años

Efraín Fuérez: comunero de la comunidad de Inguintzala (cantón Cotacachi, provincia de Imbabura), de 46 años, fallecido el 28 de septiembre de 2025 tras recibir impactos de bala.

Rosa Elena Paqui (también referida como Rosa Paqui): mujer kichwa saraguro de 61 años (provincia de Loja), fallecida por un paro cardiorrespiratorio tras inhalación de gases lacrimógenos.

José Alberto Guamán Izama: comunero kichwa de 30 años, padre de dos hijos, perteneciente a la comunidad de Cachibiro, San Rafael de Otavalo, fallecido tras recibir un disparo en el pecho el 14 de octubre de 2025.

Por los desaparecidos

Por las víctimas inocentes de la violencia criminal

Por sus familias

Nunca los olvidaremos

 

Gustavo Isch

Gustavo Isch

Consultor político, experto en comunicación electoral y de gobierno. Docente de la Universidad Andina Simón Bolívar

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