Una matanza. Entre el 1 de enero de 2017 y el 21 de agosto de 2024 se produjeron 23.851 homicidios intencionales en el país. ¿Qué pasaba antes? ¿Qué pasaba, puntualmente, en los años del Gobierno del expresidente Rafael Correa, cuando la propaganda oficial repetía que Ecuador era una isla de paz?
El académico guayaquileño Arduino Tomasi se echó al hombro la tarea de revisar, día por día, provincia por provincia, las cifras oficiales del Registro Estadístico de Defunciones Generales del INEC, desde enero de 2007 hasta mayo de 2017. El hallazgo perturba: en ese periodo hubo 7.379 muertes de intención no determinada (MIND), es decir, no se conocen las causas exactas de aquellos homicidios. Y aun peor: en ese universo hay 2.396 decesos de los cuales no se sabe ni las causas ni las circunstancias.
En un mundo ideal —dice Tomasi—, las tasas de MIND debieran ser 0, porque hay robustos sistemas policiales y fiscales de persecución de delitos y porque hay estadísticas oficiales, sólidas y unificadas. Pero no es el caso de Ecuador. Más bien, cuando el gobierno de aquellos años decía que la tasa de homicidios intencionales bajaba hasta convertir a estas tierras en “el segundo país más seguro de la región”, los homicidios sin esclarecer empezaron a crecer.
Para más señas, la narrativa correísta indicaba que, desde la salida de la Base de Manta (2009), la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes cayó del 20,9 al 5,6 en 2016. Sin embargo, en el estudio de Tomasi se evidencia que a partir de la salida de la Base de Manta, la tasa de MIND empieza a crecer. En 2012, la tasa de homicidios intencionales y la de muertes sin determinación se intersectan en 10 decesos por cada 100.000 habitantes, respectivamente, pero a partir de entonces toman sendas distintas: un valor cae y el otro se dispara. “Eso no puede pasar —dice Tomasi—: si la una sube o baja, la otra debe ir de forma paralela. Eso ocurría hasta antes de 2007 (ver la infografía).

Cuando se habla de MIND puede haber algunas opciones: homicidios, suicidios o accidentes. En 2014 esta tasa superó en seis puntos la de homicidios intencionales y este dato, por sí solo, “ya debió ser una alerta roja de que algo no estaba bien”, advierte el investigador, quien actualmente cursa estudios posdoctorales en Chicago.
¿Cómo es posible que en provincias específicas se hayan disparado las muertes indeterminadas, particularmente en las fronterizas con Colombia? Si fuesen suicidios, estrangulamientos, envenenamientos o accidentes, ¿por qué se concentraron en sitios puntuales? ¿Qué pasó, si en aquellos años hubo una fuerte inversión en salud y seguridad? “Todo esto es inexplicable —dice Tomasi. Si las MIND se concentran en un mismo territorio ya no se trata de accidentes. Imaginemos que fueron suicidios… ¿Qué pasó? ¿Por qué la gente empezó a suicidarse masivamente en la frontera con Colombia? Por donde se quiera ver, debió haber sido una alerta”.
El siguiente mapa animado muestra, día por día, entre el 1 de enero de 2013 y el 30 de diciembre de 2014, en qué provincias se produjeron muertes violentas de intención no determinada. Este es el periodo en que, precisamente, las MIND superaron a los homicidios intencionales. Día a día, año tras año, se puede identificar un patrón: muertes indeterminadas en las provincias fronterizas, en las que tienen puertos y en las que han sido identificadas por la Policía como regiones de trasbordo y almacenamiento de droga.
Tomasi recuerda, además, que en 2014 ocurrió otro hecho particular. El 5 de febrero de ese año, en una comida informal entre el entonces vicepresidente Jorge Glas y Jorge Luis Cortázar, director de la Agencia de Regulación y Control Hidrocarburífero, el primero le pide que subiera ilegalmente el cupo de venta de combustibles en las provincias fronterizas y eliminara las restricciones a la comercialización de explosivos para los mineros. Esta conversación fue divulgada por el portal Código Vidrio, años más tarde, la cual se puede escuchar a continuación, con lo esencial entre los minutos 1:26 y 2:28.
¿Por qué este pedido de Glas? En ese momento, el país estaba en la campaña de las autoridades seccionales y el entonces vicepresidente confesaba a Cortázar que la Revolución Ciudadana estaba perdiendo en Sucumbíos, tanto la Alcaldía de la capital provincial como la Prefectura. Esas elecciones fueron la primera gran derrota electoral del correísmo a escala nacional. “Nos están cagando”, dijo entonces el segundo al mando del país, mientras en la sala se oía la canción de la banda española Los coquillos: “borraaacho, borracho hasta el amanecer, ahhhhh, muy borraaacho…”.
Para el investigador guayaquileño, esto es incriminatorio. “Ahí está el link causal entre una ilegalidad y el disparo de muertes violentas. Ellos sabían lo que estaban haciendo”. Si la salida de la Base de Manta generó un terreno fértil para el incremento del crimen organizado, Tomasi indica que otros fenónemos delictivos conexos, como la trata infantil o las desapariciones, también se habrían disparado. “Y eso es lo que precisamente ha ocurrido. No hay nada contradictorio. No hay ningún dato que controvierta la hipótesis de una pax narca”.
2014: en ese año, la tasa de muertes de intención no determinada superó a la de homicidios intencionales. ¿qué alertas hubo? ¿ni a senplades, ni a los ministerios del interior y salud llamó la atención que estas cifras empezaran a subir y se concentraran en provincias fronterizas con colombia?
La pax narca
La isla de paz era el eufemismo. Tras la salida de los militares estadounidenses de la Base de Manta, en septiembre de 2009, sucedió una etapa compleja. “Un período de estabilidad superficial y disminución de la violencia —reflexiona Tomasi—, probablemente derivado de un acuerdo corrupto entre el gobierno y los cárteles de la droga». La era de lo que muchas voces han empezado a reconocer como una pax narca.
—¿Todo esto fue deliberado? —pregunta Plan V.
—En mi opinión, la evidencia es tan abrumadora que cada dato se refuerza mutuamente. Esto fue deliberado —responde Arduino Tomasi (AT). ¿Quién sabía? Yo pienso que Correa tuvo que haber sabido. Él mismo decía que sabía todo lo que ocurre en el país.
—PV: Ni una hoja se movía sin que él lo supiera.
—AT: ¿Senplades o el Ministerio de Salud no sabían cómo se estaban moviendo los datos? Alguien tuvo que haber dado la orden de no categorizar ciertos delitos como homicidios.
—PV:En 2007 ya moldearon a su favor las estadísticas económicas…
—AT: Al entonces Alianza País no le era ajena la manipulación de cifras. Ya lo hacían.
—PV: Si hubiesen sido acciones deliberadas, ¿cuál era el fin? ¿Un canje de flexibilización de controles para que no haya un reguero de sangre en el país?
—AT: En 2014, Glas pide que se liberen cupos de combustibles y explosivos para las elecciones. Yo pienso que el principal crédito que tenía Alianza País era recursos para campaña. Me hago de la vista gorda, me cubro las espaldas malcategorizando los homicidios, disfrazándolos de intención no determinada, y me das una cuota. Eso es lo que pienso. Ahora, ante la duda sobre en qué haya devenido esto en el tiempo, podríamos especular simplemente. Pero cuando ya cruzas una línea roja, viene la siguiente y esto es como una cascada.
23.851 homicidios intencionales se registraron entre el 1 de enero de 2017 y el 21 de agosto de 2024. únicamente en lo que va del actual año se cuentan 4.005 muertes violentas. 2023 fue el año más letal, con 8.004 vidas apagadas. por todo ello, ecuador sigue siendo el país más violento de la región.
Vulneración de derechos
La investigación de Arduino Tomasi pone la linterna sobre una deuda del Estado hasta el presente. “Aquí hay una serie de vulneraciones de derechos, principalmente el derecho a la verdad y a la justicia de las familias de los 7.379 ecuatorianos que fueron asesinados. Como no se sabe cuál fue el móvil, es decir si fue homicidio, suicidio o accidente, no se investiga”. Y la impunidad es el otro terreno fértil en el cual se multiplica y enseñorea el crimen organizado.
NDLR: En este vínculo se puede acceder a varias de las bases de datos que analizó Arduino Tomasi para su estudio sobre la pax narca. Dé click en la palabra “antropófago” para acceder a ellas. Como dice el autor, lo hace “para su replicación y transparencia. Todavía queda mucho trabajo por hacer y animo a todos a que lo investiguen, lo refuten, lo refinen o lo desarrollen. Véanlo como una oportunidad para arrojar luz sobre los ecuatorianos: necesitamos su ayuda para descubrir la verdad”.
