lunes, diciembre 1, 2025

Noboa trajo de China una ‘aspirina’ para la jaqueca llamada Coca Codo Sinclair

Un acuerdo de conciliación con el emporio Power China, en torno a la polémica hidroeléctrica, permitirá relanzar la relación con el gigante asiático. Plan V revisa la balanza comercial y el estado de la deuda con Pekín.

Redacción Plan V

Por: Redacción Plan V

China y Ecuador alimentan una relación de 45 años. Con un acuerdo de Asociación Estratégica Integral desde 2016. Adherido a la Iniciativa de la Franja y la Ruta desde 2018. Con un Tratado de Libre Comercio vigente desde 2024. Pero con cifras que aún distan de todas las oportunidades para los productos ecuatorianos en un mercado de 1.400 millones de habitantes.

El año anterior, por ejemplo, la inversión extranjera directa (IED) desde el gigante asiático fue de apenas USD 116,5 millones, aunque cabe mencionar que 2024 fue uno de los años con más baja IED global hacia Ecuador (USD 232 millones), el tercer ciclo con la IED más baja en los últimos 20 años.

En balanza comercial las cifras también hacen vibrar algunas campanas. Desde 2022, las exportaciones de Ecuador a China han descendido de aproximadamente USD 5.810 millones a cerca de USD 5.090 millones, de acuerdo con estadísticas del Banco Central. ¿La razón? El endurecimiento de regulaciones fitosanitarias a ciertos productos no petroleros, como el camarón.

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En 2024, Ecuador compró a China bienes sobre los USD 6.607 millones. Autos y camiones fueron uno de los principales rubros. Foto: Xinhua

En contraposición, la invasión de autos chinos en las calles del país es un índice de que Ecuador importa más de lo que vende. Así el país compró a la potencia asiática bienes y servicios por cerca de USD 6.607 millones en 2024.

Este desbalance se mantiene en lo que va del año. Con base en las estadísticas del primer cuatrimestre, elaboradas por el Ministerio de la Producción, la balanza no petrolera tiene un desequilibrio en USD 548 millones, pues vendimos USD 1.677 millones, pero compramos USD 2.225 millones.

Con estos números, ¿qué representó el viaje reciente de la comitiva oficial ecuatoriana a Pekín? ¿Qué trajo el presidente Daniel Noboa tras estrechar manos con el presidente chino Xi Jinping, el pasado 26 de junio, en el Gran Palacio del Pueblo?

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Reunión de las comitivas oficiales de China y Ecuador en el Gran Palacio del Pueblo, de Pekín, el pasado 26 de junio. Foto: Zhai Jianlan/Xinhua

Coca Codo Sinclair: un megadolor de cabeza

De entrada, uno de los principales hitos de la gira presidencial ecuatoriana fue regresar al país con una suerte de mega aspirina para un gran dolor de cabeza: qué hacer con la presa Coca Codo Sinclair, construida por Sinohydro, filial del emporio energético Power China.

La canciller Gabriela Sommerfeld, en entrevista con Teleamazonas, el pasado martes 8 de julio, dijo que, junto con las ministras de Energía y Finanzas, se firmó un acuerdo “para la operación y mantenimiento de Coca Codo Sinclair”.

Este miércoles 9 de junio, en cambio, la ministra de Energía, Inés Manzano, informó que el Gobierno ha llegado a un acuerdo de conciliación con Sinohydro, filial de Power China, para desistir del requerimiento de arbitraje internacional. Hasta que eso ocurra, no se conocerán los términos de la operación y mantenimiento de la presa.

Las inquietudes, no obstante, marcan el reinicio de los diálogos sobre Coca Codo Sinclair. Inicialmente, el Gobierno dijo que habrá una inversión extranjera directa de China por USD 400 millones a través de Power China. El pasado lunes 30 de junio, la vocera de Carondelet, Carolina Jaramillo, dijo que la inversión del emporio chino sería de USD 400 millones que se canalizarán hasta diciembre de 2026 para energías renovables y almacenamiento, aunque no especificó en qué proyectos.

Ahora se conoce que la matriz de Sinohydro, la empresa constructora de la polémica presa, se hará cargo de la operación y mantenimiento. Entonces ¿se está posicionando como IED un tramo de las obligaciones que Sinohydro debiera asumir?

El Gobierno aún no sido claro al respecto. Falta transparencia sobre los términos en que se negocian acuerdos con otras naciones —dice Grace Jaramillo, catedrática de Relaciones Internacionales de la British Columbia University, en Canadá— y a la par el país adolece de una política exterior clara y estratégica. “Esto ha pasado durante el interinato de año y medio del gobierno del presidente Daniel Noboa y ya vamos mes y medio de su nuevo período, y hasta ahora no hay un pronunciamiento sobre cuáles son realmente las prioridades nacionales de inserción estratégica del Ecuador en diversas áreas”.

Daniel Noboa, de su parte, aportó al respecto una lacónica frase en el Foro Económico Mundial de Tianjin, durante su gira oficial a China: “La era de la ideología terminó. Ahora la gente quiere soluciones: empleo, crecimiento personal y desarrollo”.

Y de vuelta a esa “búsqueda de soluciones”, el Gobierno lanza la “papa caliente” de Coca Codo Sinclair a la propia constructora de la presa. La idea, sin embargo, no es nueva. El 17 de mayo de 2021, Celec solicitó los oficios de la Corte Internacional de Arbitraje, basada en Santiago de Chile, para que Sinohydro resuelva a plenitud las más de 7.600 fisuras detectadas en los distribuidores de la mega obra, fallas determinadas en los estudios de la Contraloría.

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Delegados de Power China buscaron una solución a los conflictos con Coca Codo Sinclair, en septiembre de 2023, con Fernando Santos y Gonzalo Uquillas, para entonces Ministro d Energía y Gerente de Celec, respectivamente. Foto: archivo del Ministerio de Energía

Sin estas intervenciones, el Gobierno no recibiría oficialmente la obra. Luego, en 2023, se barajaron otras alternativas entre Sinohydro y Ecuador, las cuales pudieran ser puestas nuevamente sobre la mesa de futuras negociaciones. Una: que la filial de Power China se encargue de la administración de la presa por 25 años (el escenario más improbable). Y dos: que se establezca un mecanismo de bono compensatorio de USD 1.500 millones por parte del Gobierno chino, ejecutable como canje de deuda. Actualmente, los compromisos de Ecuador con China superan los USD 2.500 millones.

La solicitud de arbitraje requerida por Celec también incluía una indemnización inicial de USD 580 millones. En todo caso, Coca Codo Sinclair y la ausencia de un marco regulatorio que blinde a las inversiones chinas en Ecuador son dos talones de Aquiles que han ralentizado la relación China-Ecuador en los últimos años. De allí la importancia de la delegación oficial ecuatoriana en Pekín. Amén de renegociar la deuda y optar por otras fuentes de financiamiento más allá de los multilaterales. Y de allí, también, la puesta en marcha de un acuerdo de conciliación.

Un relanzamiento de la Iniciativa de la Franja y la Ruta

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El megapuerto de Chancay, a 78 km al norte de Lima, es de momento la mayor obra de infraestructura construida por China en América Latina. Foto: Mei Han/Xinhua

“Que Ecuador haya ido a China a recalibrar o reconectar con la Iniciativa de la Franja y la Ruta es un gesto simbólico importante”, dice la internacionalista y catedrática Grace Jaramillo. Para ella, China es un actor geopolítico que piensa en el largo plazo, que no se pelea directamente con Donald Trump y que por ello crece como un actor global más estratégico.

Daniel Legarda, exministro de Producción, concuerda en la relevancia de la visita oficial a Pekín. “Independientemente de que uno de los principales drivers de la gira puede efectivamente haber sido la búsqueda de recursos financieros, el hecho de estar presente en la segunda economía del mundo no es menor. Es una reunión a nivel de presidentes y responde a los intereses del país, que es lo principal”.

Legarda establece matices: “No creo que Ecuador tiene que alinearse con ningún país, tiene que ver por sus propios intereses, debe ser pragmático”. En ese sentido, destaca lo siguiente: “Nos interesa tener una excelente y profunda relación con los Estados Unidos, pero también nos interesa tener una excelente y profunda relación con China”.

Hay que tener un no-alineamiento activo con China y EE.UU.: una relación pragmática intensa, estable, porque son los dos países que más compran productos al Ecuador, los que tienen más capacidad de hacer inversión extranjera directa o al menos de darnos préstamos blandos para el desarrollo. Grace Jaramillo, internacionalista

Para Jaramillo, el desafío está en qué términos un país pequeño como Ecuador negocia con China. Y pone de ejemplo las experiencias de Perú y Chile, miembros de los acuerdos de cooperación económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés). En el primer caso, dice, más allá de los históricos procesos migratorios de China hacia el vecino del sur, el Gobierno de Pekín tiene el megapuerto de Chancay y una serie de inversiones en minería metálica.

“Y pongo de ejemplo el caso de Chile —dice Jaramillo—, porque es el país que mejor ha manejado la relación China. Es una relación distante, pero saludable, siempre tratando de tener las mejores ventajas en términos de inversión, poniendo condiciones estrictas de tratamiento a los trabajadores, con mecanismos de consulta con las comunidades y pueblos en el caso de la minería y la inversión social. Es decir, hay un acompañamiento del Estado mucho más fuerte”.

Al hablar de Perú y Chile, Jaramillo concuerda con una reflexión inicial de Legarda. “Hablo de los casos de Perú y Chile con China porque es a lo que debemos aspirar, es decir, a tener una relación distante y saludable con las grandes potencias donde mantengamos una autonomía relativa y a la vez maximicemos todo lo que firmemos con ellos: Ruta de la seda o tratados de libre comercio. Hay que tener un no-alineamiento activo con China y EE.UU.: una relación pragmática intensa, estable, porque son los dos países que más compran productos al Ecuador, los que tienen más capacidad de hacer inversión extranjera directa o al menos de darnos préstamos blandos para el desarrollo”.

“Sin eso —concluye Jaramillo—, al Ecuador le va a ser muy difícil que tenga futuro con una Europa que cada vez tiene que cuidar sus líneas divisorias desde su patio trasero, dada la guerra en Ucrania, la presión de Rusia, y ahora el conflicto del Medio Oriente”.

Los capítulos poco explotados del acuerdo con China

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En el primer cuatrimestre de este año, Ecuador exportó camarón a China por un monto de USD 999 millones. Foto: Ministerio de Producción

Daniel Legarda fue ministro de Producción y viceministro de Comercio Exterior en el gobierno de Guillermo Lasso. Bajo esta última responsabilidad, fue parte del equipo negociador del acuerdo comercial con China. Él considera que hay muchas bondades de dicho tratado que deben ser potenciadas.

De entrada, recalca que se trata de un mercado de 1.400 millones de personas, lo cual lo constituye en el mayor importador de alimentos y bebidas en el mundo. “Luego, el 78% de las exportaciones de Ecuador está constituido por agroindustria, alimentos y bebidas principalmente; entonces hace sentido el poder profundizar esto, ¿no?”.

Legarda subraya la reciente visita de Daniel Noboa a Pekín, pues eleva al máximo nivel político las posibilidades de profundizar los alcances de un TLC, especialmente al configurar canales rápidos para, por ejemplo, agilizar los requisitos fitosanitarios que permitirían el ingreso de nuevos productos a China.

No creo que Ecuador tiene que alinearse con ningún país: tiene que ver por sus propios intereses, debe ser pragmático. Nos interesa tener una excelente y profunda relación con los Estados Unidos, pero también nos interesa tener una excelente y profunda relación con China. Daniel Legarda, exministro de Producción

“Entiendo que se firmaron dos nuevos protocolos sobre algo que ya se lo venía trabajando, como el mango y algunos productos de pesca blanca”, dice Legarda, quien actualmente se desempeña como CEO de la firma consultora Exportconsulting. “Estas son muy buenas noticias y reflejan una excelente gestión de la oficina comercial de Ecuador en Pekín”.

Daniel Legarda recuerda que el acuerdo con China incluye algunos aspectos clave en materia de cooperación para energías renovables, con base en la transferencia de tecnología hacia la industria manufacturera o la agricultura.

Otra línea de cooperación apunta al ámbito de las mipymes y el comercio electrónico, dice el Exministro. Y este último rubro tiene un gran potencial para colocar productos ecuatorianos no tradicionales y de nichos más específicos.

Legarda saborea la idea de poder colocar, por ejemplo, chifles. Dice que en China no existe el mercado de pasabocas de plátano y ahí hay un potencial. Otro: el ají. “En China gusta mucho el picante. Vengo investigando algunos temas relacionados por allá, pero el mercado está dominado por Vietnam e Indonesia. Hay muy poco de América Latina. Entonces hay una oportunidad para poder posicionar ají de Ecuador”. Y junto con el ají se pueden abrir nuevos campos para el café y el cacao.

¿Hay posibilidades para otros ítems? Legarda piensa en accesorios, como sombreros, y en maderas, como la balsa y la teca. Para el exministro hay, en suma, buenas señales si se aprovecha técnica y sostenidamente lo que Ecuador negoció.

Redacción Plan V

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