Sillas vacías, un presidente ausente, los voceros del Gobierno en silencio: la derrota del Gobierno en el referéndum y consulta popular del 16 de noviembre era clamoroso. Aunque con el 65% de los resultados, la presidenta del Consejo Nacional Electoral no fue directa en anunciar una tendencia irreversible en favor del NO, declaró en cadena nacional a las 21:00 que el CNE se instalaba en audiencia de escrutinios, lo cual es —casi— lo mismo.
Con más del 70% de las 42059 actas escrutadas hasta pasadas las 21:15, el NO se imponía en las cuatro preguntas: la apertura a la instalación de bases militares extranjeras en territorio ecuatoriano, la reducción del número de asambleístas, el fin del financiamiento al fondo estatal para los partidos y movimientos políticos y, la cereza del pastel, la convocatoria a una asamblea constituyente para cambiar la Constitución de Montecristi, aprobada por votación popular en el 2008.

Pasadas las 21 horas, el presidente Daniel Noboa aceptó los resultados en su cuenta de X.
Estos son los resultados. Consultamos a los ecuatorianos y ellos han hablado. Cumplimos con lo prometido: preguntarles directamente. Nosotros respetamos la voluntad del pueblo ecuatoriano. Nuestro compromiso no cambia; se fortalece. Seguiremos luchando sin descanso por el país que ustedes merecen, con las herramientas que tenemos, dijo Daniel Noboa.
De esta manera encajó la primera gran derrota política en su corta pero meteórica carrera, desde que ganó las elecciones presidenciales en el 2023, luego del fin anticipado del gobierno de Guillermo Lasso. Noboa asumió su primera presidencia en noviembre de ese año.
Las dos preguntas en las que el Gobierno había basado su campaña —que estuvo acompañada de una multimillonaria entrega de bonos de USD 1000 a una diversidad de sectores sociales, con un egreso estatal aproximado de USD 1500 millones— fueron la de las bases militares extranjeras y la convocatoria a una constituyente. La línea central de la propuesta del Gobierno fue el crecimiento de la inseguridad y el combate al crimen organizado y culpar de las fallas a las limitaciones que le imponía la Constitución de Montecristi, a la que le dio el mote de «correísta».
Estas dos preguntas, por las que el gobierno se jugó todo su capital político, obtuvieron más del 60% de rechazo de los más de 13 millones de votantes. El gobierno perdió en todas las provincias del país, a excepción de Tungurahua, que nuevamente mostró fidelidad al presidente Noboa, aunque en menor proporción que en las presidenciales.
No lo salvó ni Pipo
El primer mensaje del presidente Noboa en la mañana del 16 de noviembre fue el anuncio de la captura del líder del grupo narcocriminal de Los Lobos, alias Pipo. Esperando que fuera un golpe a favor de sus tesis, los principales voceros del Gobierno y los «periodistas» favorecidos por la pauta de publicidad oficial difundieron profusamente la noticia. El día anterior, sábado, también se emitieron sendos mensajes por el SÍ en las cuentas de ministros de Estado, violando la prohibición legal de hacer campaña por 48 horas antes de una elección. Fue el culmen de una semana plagada de errores por parte del presidente Noboa, que asumió la vocería principal y buscó convertir el plebiscito en un apoyo a su gestión. El presidente cayó en una serie de contradicciones en sus diversas intervenciones en medios: sobre una base militar en Baltra, Galápagos, sobre lo cual tuvo que recular; el señalar que la gente no ha leído bien la pregunta sobre la instalación de bases militares extranjeras, sobre lo cual dijo, inexplicablemente, que la pregunta no hablaba de bases militares; el anuncio de que el servicio médico del IESS pasaría al paupérrimo y abandonado servicio del Ministerio de Salud; el señalar que también los seguros militar y policial tendrían la misma suerte, por lo que los ministros del Interior y de Defensa debieron a salir a «desmentir» a su Presidente. Esto sembró dudas e incertidumbre. También resultó contraproducente el traslado de 300 presos, según cifras oficiales, en la improvisada inauguración de la cárcel del Encuentro, en Santa Elena, con las imágenes humillantes de presos por corrupción, como Jorge Glas, ex vicepresidente del Ecuador.
En contra del gobierno también jugaron las revelaciones de las torturas a los llamados cuatro niños de las Malvinas, desaparecidos y ejecutados en diciembre del 2024 en la provincia del Guayas por elementos de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, y las denuncias de presunta corrupción y conflicto de interés en contra del presidente del Consejo Directivo del IESS, al abogado Édgar Lama, abogado al servicio del grupo Noboa, antes de que este tome el control político del Estado.
