domingo, diciembre 7, 2025
Ideas
Susana Cordero de Espinosa

Susana Cordero de Espinosa

Miembro de número de la Academia Ecuatoriana de la Lengua.

¿Cuánto da el verbo dar?

Nuestro verbo dar merece, más que otras de nuestras peculiaridades que ya les transmití, un texto dedicado solamente a él.

La semana pasada escribí un artículo sobre peculiaridades léxicas del español ecuatoriano, es decir, de nuestro español, sobre todo el de la Sierra.

Intencionadamente,  dejé sin mencionar  el uso de  nuestro verbo dar porque sé que merece, más que otras de nuestras peculiaridades que ya les transmití, un texto dedicado solamente a él.

Dar,  verbo monosilábico, es muy especial. Vamos a él, pues tiene muchos significados distintos, entre los cuales el de donar es usado entre nosotros poéticamente o en un sentido que dar no abarca, el que, gracias a  los enormes avances de la ciencia,  se define como ‘ceder voluntariamente sangre o algún órgano, a personas que lo necesitan’: En los hospitales públicos se necesita  sangre, han llamado a donarla el próximo domingo.

El uso de dar por entregar es correcto y frecuente entre nosotros:  Ya te di el libro, ¿no te acuerdas? Sí, me lo entregaste ayer. (Es curiosa nuestra frecuente omisión de pronombres complemento; oímos más: Me entregaste ayer, que Me lo entregaste ayer).

Otro de los sinónimos de dar, que vale la pena conocer es diñar, término registrado en nuestro DLE, como sinónimo de dar, procedente del caló, (variedad de la lengua gitana o romaní), forma desconocida entre nosotros. Supongo que diñar por dar, es de uso vulgar en España, aunque en el diccionario general no lleve dicha marca. Otro significado de dar es el de suponer: Lo daban por perdido, pero apareció, trae el DLE como ejemplo; es uso poco frecuente y quizá culto entre nosotros.

Una planta da frutos, por producir.  Dan una película de monstruos esta tarde…, por exhibir.

Cuando daba sus clases le oíamos con entusiasmo, pero al salir se volvía un energúmeno.  (Era la pura verdad, pero luego supimos que, en el fondo, no era un pedante, sino, penosamente para él y para nosotros, un gran tímido).

Y vean ustedes: este verbo de donación se usa también para expresar lo contrario, cuando expresa hacer sufrir un golpe o daño: Te dio un sonoro bofetón, y tú, como si nada.

Aún recuerdo un grande y hermoso reloj de péndulo de toda la vida, que parecía dar las horas inesperada e intempestivamente. Nosotros aprendimos en su sonoridad, que el tiempo se nos iba de las manos.

Pero ¡cuidado!: dar puede expresar también que algo empieza a afectarnos: ¿Qué me pasa, hijita?, parece que me va a dar algo; y no olvidemos los dar en el clavo, dar de comer, dar una vuelta…

Y que me perdone la RAE, porque darse por vencido no se usa solamente  en Guatemala, México y Perú, como señala nuestro DLE,  por ‘reconocerse equivocado’,  ¡rara virtud!; en cambio, nosotros nos damos por vencidos cuando decidimos retirarnos, renunciar: Esto del verbo dar es largo, casi, casi me doy por vencida.  Pero no puedo, porque me queda sin tratar el motivo entero de este artículo: el uso característico en nuestra Sierra ecuatorial, del verbo dar más un gerundio.

¡Ay, los gerundios que tantos problemas traen y llevan!: son formas impersonales del verbo, por lo cual nunca van directamente precedidos por el pronombre: no decimos yo trabajando, yo diciendo, yo trayendo, sino Estoy trabajando, Estamos diciendo, Están trayendo, aunque entre indígenas y hablantes del quichua es uso frecuente el del gerundio sin auxiliar: ¿Qué haces, Toribio: –Trabajando, ca; Pensando, ca…, usos que se van perdiendo incluso en el mundo indígena, tan influido por nuestro español.

Algo más: recordemos que el gerundio funciona a manera de adjetivo o de adverbio: Yo estoy trabajando, Ellos se encuentran discutiendo (podríamos añadir: sobre el costo de las papas), Saldremos volando (si le vemos llegar)… Su función, como sentimos  en estos ejemplos, pues la lengua se habla, se entiende, y se siente, sí… radica en ‘denotar acciones en curso o incompletas’.

Pues bien, el gerundio abunda en el uso ecuatoriano en construcciones que Córdova llama, no sin razón, ‘viciosas’. La más importante, por su frecuencia y su sentido o, llamémosla razón de ser, es el uso del gerundio de dar, junto a dicha forma verbal impersonal: Dame haciendo esta cuenta. ¿Te dio corrigiendo el texto que le pediste?  No le des limpiando el cuarto al Juanito, tiene que acostumbrarse a limpiarlo él. Se nos ocurre que este uso, de procedencia quichua, surgió por la dificultad y hasta por el sentimiento radicado en la realidad dolorosamente racista, de la impropiedad de mandar directamente: Haz esto; Anda corriendo, guambra; Tráeme ya mismito lo que te pedí, formas que sumían al indígena en una humildad lacerante: Da comprando; Den diciendo; Darás bien el recado. Es, en nuestra Sierra, un uso frecuentísimo y alguna vez sentí cómo, al pedirle a la empleada doméstica que me ayudara en algo, con un —Páseme el pan, ella comentó: ¡La señora [ha] amanecido bravísima!  Si yo hubiera dicho: Deme pasando el pan, no sea malita, todo habría estado mejor.

Y no puedo terminar sin repetir algo que quedó colgado en mi artículo anterior, cuando escribí: Aquí me quedaría, si no me faltara completar, al hablarles del gerundio, los ¡qué haciendo!, ¡qué diciendo!, para expresar que no se hará lo que nos piden o que no aceptamos ni creemos alguna barbaridad: —Anda, Juanito, a ver a los chivos. —Qué haciendo, pues, si ya se fue el Honorio.

Sí, este uso, tan frecuente en el español indígena que resulta una de sus características, tiene antigua explicación: al aprender el español que nos trajeron los conquistadores ‘echaban mano del gerundio’, según el académico Alcalá Zamora, ‘por ser una forma verbal de terminación sencilla y uso indistinto para tiempos, números y personas’: Vos sabiendo números, ¿no? Nosotros, viniendo visitarles. Ahora fiesta, tomando un poquito

Reproduzco un corto párrafo sobre un tema bíblico, pronunciado por un bozalón: (término que no se encuentra en el DLE,  pero sí en el DA, con marca Ec.): bozalón. Indígena que habla español con construcciones sintácticas y pronunciación defectuosas;  lleva la marca desp., (por despectivo), y solo se encuentra como de uso ecuatoriano.

Va el párrafo anunciado:

Un rey nuevo, que se llamaba Faraón, entró mandando en Egipto, este rey nuevo a los israelitas de gana haciendo cansar les hizo jipar.  Siendo de mal corazón, haciendo tener miedo mandó que a todos los guaguas israelitas boten al agua aumenten más, diciendo(De El español en el Ecuador,  pg. 273)

(Jipar, por hipar o llorar con sollozos semejantes al hipo.  El DA trae aumentar como usado por parir, solo en Ecuador, y referido a animales; lleva la marca  rur., por rural. Aumenten más está aquí en forma burlesca: el faraón lanza al agua a los niños israelitas para extinguirlos, no para que crezca su número. [¡Dios mío, y esto resulta como una metáfora de la historia!]

Hasta aquí dio el verbo dar en usos nuestros, decidores, convincentes para nosotros e interesantes para todos, pues nos permiten comprender mejor a nuestros hablantes, es decir, a cada uno de nosotros,  a nosotros mismos. 

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